Madrid, 04 nov (efesalud.com). El doctor Carlos Macaya Miguel muestra en este vídeoblog descarnado el “grumoso y amarillento” daño que engendra el colesterol malo (LDL) en el sistema cardiovascular: placas ateroescleróticas en las paredes de las arterias coronarias, principal causa del repentino y letal infarto agudo de miocardio.

“La arteria se ocluye poco a poco con el exceso de grasas saturadas, hasta que un mal día se detiene el riego sanguíneo y se muere todo el tejido y músculo cardíaco que irrigaba ese gran vaso. A su vez, esta muerte celular provoca el infarto agudo de miocardio (IAM)”, explica el jefe de Cardiología del Hospital Clínico San Carlos.

Por este motivo, ante la mínima sospecha de un paro cardíaco, se pone en marcha de forma inmediata el sistema sanitario para intentar abrir la arteria obstruida mediante una angioplastia primaria (la técnica más recomendada para esta patología) en un tiempo que no supere los noventa minutos.

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La Federación Mundial del Corazón subraya que fallecen todos los años casi ocho millones de personas por infarto de miocardio, mientras que en España esta afección cardíaca mata cada año a cerca de 40.000 personas.

Según muestran los datos de la Sociedad Española de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC), el perfil tipo de una persona que sufre un síndrome coronario agudo es el de un varón de 66 años (el 75 % de los casos) y con factores previos de riesgo que aumentan la probabilidad de sufrir un infarto.

Un 50 % de los pacientes que sufren el fallo cardíaco tiene sobrepeso y un 25 % tiene obesidad, añade

Los datos también certifican que la hipertensión arterial (tensión alta) está presente hasta en el 62 % de los casos, y la dislipemia (colesterol alto) en el 53 %. Además, se constata que el 36 % de los pacientes con síndrome coronario agudo son fumadores.

Según indica la Fundación Española del Corazón (FEC), nueve de cada diez infartos podrían evitarse si la población controlara los principales factores de riesgo.

En eta misma línea, el doctor Carlos Macaya aconseja reducir significativamente o suprimir los factores de riesgo: “La población debe ser consciente de que los cambios positivos en sus hábitos de vida disminuyen las probabilidades de padecer un infarto”.

La diabetes, el sobrepeso, la obesidad, el colesterol alto, la hipertensión, el exceso de alcohol y el tabaquismo no se observan en la maqueta de una arteria o en la monitorización de un corazón, como nos muestra Macaya en el vídeo, pero sí que percibimos sus secuelas malignas cuando vemos las arterias llenas de grasa en su interior.

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