Madrid, 28 oct (efesalud.com). El enfermero Alejandro Blanco Aoiz, especialista en Emergencias extrahospitalarias, describe en este videoblog los síntomas que se observan o se sienten cuando una persona sufre un Accidente Cerebrovascular isquémico (ACV), un 85% de los casos, conocido popularmente como ictus: “Un infarto causado por un coágulo de sangre en una vena o una arteria te deja grogui, con medio cuerpo paralizado, especialmente la cara y el brazo”.

Las señales más comunes que indican un ictus o infarto en el cerebro se resumen en la pérdida de fuerza o una falta de sensibilidad, entumecimiento o parálisis repentina en un lado del cuerpo, con la caída de la comisura del labio solo hacia un lado, gran dificultad para caminar, con pérdida de equilibrio, pérdida brusca de visión, dificultad para hablar o entender y confusión repentina.

Este tipo de Accidente Cerebrovascular es la segunda causa de muerte en el mundo y afecta a 17 millones de personas cada año, de las que fallecen 6,5 millones, según la World Stroke Foundation (WSF).

Además, los dos últimos decenios dibujan una gráfica ascendente en el número de ictus a nivel mundial. Ha aumentado su número de afectados en un 25% entre personas de 20 a 64 años; y hay que resaltar que se contabilizan más de 83.000 ictus en menores de veinte.

En España, cada seis minutos se produce un ictus y se registran alrededor de 120.000 casos nuevos al año. Un 5% de mujeres y hombres españoles mayores de 65 años ha sufrido un infarto cerebral.

La Unidad de Ictus del Hospital La Paz, por ejemplo, ha atendido a más de 12.000 pacientes desde su creación. Su Plan de Atención del Ictus ha conseguido reducir en un 16% la mortalidad por esta enfermedad.

Las Unidades de Ictus (UI) constituyen el mejor recurso asistencial para el tratamiento del ACV agudo, ya que disminuyen la probabilidad de muerte o la incapacidad de los pacientes.

Alejandro Blanco, del Consejo General de Enfermería, nos recuerda que “si padecemos un ictus, o lo observamos en otra persona, debemos llamar sin perder un solo instante a los Servicios de Urgencia, el 112 en España, ya que la intervención acuciante de los especialistas es determinante para evitar secuelas graves en el paciente o su propia muerte”.

Por lo tanto, el tiempo de respuesta es muy importante para tratar el ictus y evitar la hemiplejia -parálisis de todo un lado del cuerpo, la hemiparesia -parálisis parcial que afecta a un brazo y una pierna-, la ataxia -dificultad para coordinar movimientos- o la falta de movilidad de los músculos faciales.

La escala de Rankin divide la capacidad funcional de las personas afectadas: el 0 corresponde a un paciente sin síntomas; del 1 al 2, independientes, pero con alguna molestia, como hormigueo en la mano o partes de la cara; entre 3 y 4, personas incapacitadas; 5, gravemente dependientes; y en último estadio, 6, la muerte.

“Tenemos que romper el trombo que impide el paso de la sangre y evitar que mueran las células del cerebro. El tratamiento trombolítico intravenoso consiste en disolver los coágulos de sangre. El fármaco más habitual en Emergencias es un fibrinolítico. Evita que cada segundo que pasa se lleve por delante más y más células cerebrales”, apunta el también enfermero de la Universidad Complutense de Madrid.

¿Pero qué factores desencadenan el ictus cerebral?

“La edad avanzada, pasados los 55 años; la herencia genética; haber sufrido otro ictus recientemente o mini ictus periódicos; padecer enfermedad de la arteria carótida o enfermedad cardíaca; y, sobre todo, la hipertensión arterial, la causa del 70% de los accidentes cerebrovasculares. Además, fumar, la diabetes, el colesterol alto, el sobrepeso o la obesidad”, especifica Alejandro Blanco.

También hay que tener en cuenta la ingesta excesiva de bebidas alcohólicas, el consumo de drogas o, incluso la estación climatológica del año y la temperatura: los ictus se dan más con el calor y el frío extremos.

La mayoría de los pacientes sobrellevan secuelas, que en el 40% de los casos les inhabilitan para realizar sus actividades cotidianas. Cerca de 330.000 personas tienen discapacidad por ictus en España.

Con la adecuada prevención se podría reducir más del 90% de los ictus en todo el mundo.

“Come de manera saludable y reduce significativamente las grasas saturadas de tu dieta; repudia el sobrepeso o la obesidad, y abraza el ejercicio físico diario, aunque solo sea un paseo mínimo de media hora a un buen ritmo; deja de fumar y bebe de forma moderada; y, por encima de todo, controla tu tensión arterial. Como enfermero de Emergencias os tengo que decir que trabajéis día a día en favor de vuestra salud”, concluye Alejandro Blanco Aoiz.

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